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domingo, 1 de mayo de 2011

Alrededor de 100.000 holandeses han aclamado a Beatriz de Holanda en su visita a Limburgo (al sur del país) durante la celebración del Día de la Reina, festividad que tiñe de naranja el país y que ha transcurrido sin incidentes. En el Día de la Reina, que se celebra cada año el 30 de abril por ser el cumpleaños de la reina Juliana, la familia real ha visitado las localidades de Thorn y Weert (Limburgo) hasta donde se han desplazado cerca de 100.000 holandeses, según ha informado Radio Netherlands. La familia real al completo, incluido el heredero Guillermo Alejandro y su esposa Máxima Zorreguieta, han acompañado a la monarca tras regresar ayer del compromiso real de los duques de Cambridge en Londres. Se trata de la primera vez en seis años que la familia real celebra al completo la festividad, pues en los últimos años siempre faltaba algún miembro por motivos personales y de salud. La reina, sus tres hijos y respectivas esposas, así como la hermana de la soberana, la princesa Margarita, y su esposo, Pieter van Vollenhoven, han participado de las diferentes actividades organizadas con motivo de su visita. En el Día de la Reina toda Holanda se viste de naranja (la dinastía real se llama Oranje) e invade las calles con mercadillos ambulantes donde especialmente niños ponen en venta los juguetes que ya no usan. Las medidas de seguridad en el Día de la Reina se han fortalecido desde que en 2009 un joven embistió entre la gente con su coche a toda velocidad con el objetivo de chocar contra el autobús en el que viajaba la familia, en la ciudad de Apeldoorn. Ese intento de atentado contra la familia real se saldó con ocho muertos, incluido el autor del ataque, y 22 heridos.

El asediado presidente de Yemen se apartó ayer de un acuerdo negociado que le permitiría dimitir a cambio de inmunidad legal. Sus fuerzas mataron a cuatro personas mientras desalojaban a centenares de manifestantes antigubernamentales de una plaza donde habían acampado, dijeron testigos.

El presidente Alí Abdulá Salé dijo que no quería firmar el acuerdo en el que medió un bloque de países vecinos del Golfo, informó su estrecho aliado Abed al-Jundi. El secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo, Abdul-Latif al-Zayyani, voló a la capital yemení, Saná, para instar a Salé a firmar el trato.

Fue un nuevo golpe a los esfuerzos de mediación en la crisis que se ha extendido por meses entre Salé, apoyado por Estados Unidos, y decenas de miles de manifestantes que exigen la expulsión de quien los ha gobernado durante 32 años. Muchos de esos manifestantes han sido inspirados por las protestas que han recorrido la región árabe.

El jefe del bloque del Golfo al-Zayyani se reunió con los principales líderes del partido político y el bloque parlamentario de Salé, donde se le informó que el presidente tenía algunas reservas sobre el acuerdo. El gobernante yemení había anunciado con anterioridad que había accedido en principio a dimitir.

Al-Zayyani no estaba inmediatamente disponible para hacer comentarios. Al-Jundi manifestó que Salé se opuso a firmar el acuerdo.

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