El exmilitar hizo todos los esfuerzos para alejarse del Socialismo del Siglo XXI, de Hugo Chávez y Evo Morales, para dar un giro hacia Lula Da Silva y Dilma Rousseff, en Brasil, que postulan una izquierda racional dentro de la economía de mercado.
Eso explica los esfuerzos del exmilitar por dar garantías de mantener la economía de mercado y el crecimiento boyante que hoy disfruta Perú.
Fue acusado de no contar con un plan de Gobierno claro, pero su mensaje fue contundente: cambio, frente a las deudas de la clase política.
También fue clave el respaldo que recibió del premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, que le exigió respeto al sistema democrático en contraposición al autoritarismo que representaba el fujimorismo.
Humala gana por méritos propios, pero también por las flaquezas de su rival.
Keiko Fujimori (Fuerza 2011) hizo lo que no tenía que hacer. Respaldó a ciegas a un Gobierno, el de su padre, Alberto Fujimori, que terminó sumido en la corrupción y el terrorismo de Estado.
También fue clave el respaldo de Alejandro Toledo, el excandidato presidencial de Perú Posible, que le dio previsibilidad y un equipo económico para mantener la senda del crecimiento.
El pueblo peruano se ha pronunciado en el marco de una fiesta democrática admirable desde todo punto de vista. Será la oportunidad, para Humala, para cerrar las escandalosas brechas sociales que aún dividen a los peruanos.
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