Cumplidas todas las etapas, François Hollande, del Partido Socialista (PS), y Nicolás Sarkozy, de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), se enfrentan mañana en las urnas para dirimir quién será finalmente el próximo presidente de Francia.
Ambos conquistaron los primeros lugares en la ronda inicial de los comicios el 22 de abril pasado, con una estrecha diferencia de 1,45 puntos en favor de Hollande. En la segunda y decisiva vuelta las encuestas vaticinan una ventaja del PS de entre 6 y 8% por encima del nominado por la UMP, aunque mucho depende del comportamiento de los seguidores de otros partidos y de quienes se abstuvieron en la primera ronda electoral.
Las esperanzas de Sarkozy de lograr un cambio en los resultados están fundamentadas en que la gran mayoría de partidarios de Marine Le Pen, del ultraderechista Frente Nacional (FN), opten a último momento por apoyar su proyecto de gobierno.
Con este objetivo radicalizó su discurso en temas como la aplicación de severas medidas contra la inmigración, restablecer los controles fronterizos para frenar el ingreso de extranjeros sin documentos e, incluso, revisar o abandonar los acuerdos de Schengen sobre libre circulación en la Unión Europea (UE).
El comodín L e Pen
Para desconsuelo de Nicolás Sarkozy el 1 de mayo en un tradicional acto del FN en homenaje a Juana de Arco, Marine Le Pen criticó los coqueteos de la UMP y anunció su voto en blanco para la segunda vuelta.
Dejó, eso sí, entreabierta una ventana a Sarkozy cuando dijo a sus militantes que estaban en libertad de sufragar el 6 de mayo por el candidato más afín a sus concepciones y sensibilidad.
Una parte de lo que ganó en la extrema derecha la perdió, sin embargo, en el centro, donde el nacionalismo a ultranza y la xenofobia del FN provocan aversión entre los franceses.
François Hollande, por su parte, salió reforzado del debate con el Presidente. Rompió con su imagen de hombre cauto para pasar a la ofensiva y demostrar su capacidad de estadista.
Desde el primer cruce de palabras Nicolás Sarkozy quedó a la defensiva por los resultados de su Gobierno, tema que a lo largo de las casi tres horas de discusión le fue recordando un Hollande incisivo y agudo que recordó a sus simpatizantes que nada está ganado de antemano.
La hora señalada, cuando cierren los colegios electorales, revelará todas las incógnitas y mostrará quien dirigirá Francia en los próximos cinco años.
Elecciones generales en contexto europeo
Alemania La canciller Ángela Merkel “jamás tuvo miedo de François Hollande”, dijo su portavoz Georg Streiter. Merkel expresó su apoyo indiscutible a Nicolás Sarkozy.
UE De acuerdo con analistas, el futuro de la llamada E urozona no se verá afectado por un viraje de F rancia a la izquierda en caso de que gane François Hollande.
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