Uno de los oficiales que torturó a la actual presidenta brasileña, Dilma Rousseff, murió en 1992 debido a un infarto y era hijo de uno de los brasileños enviados a la Segunda Guerra Mundial.
Se trata del capitán Benoni Albernaz, quien era el jefe de interrogatorios de la Operación Bandeirante, la célula de torturas de la dictadura militar brasileña (1964-1985) instalada en ciudad de Sao Paulo.
El diario O Globo publicó ayer en su portada la hoja de vida del torturador que golpeó durante una sesión de tormentos en enero de 1970 a Rousseff, entonces miembro del grupo armado Var Palmares que combatía a la dictadura.
“Cuando vengo aquí, dejo el corazón en casa”, les decía a sus víctimas. El coronel fue recordado por Rousseff a inicios de 2000 en el libro Mujeres que fueron a la lucha armada, que incluye el testimonio de la actual Presidenta.
“El que mandaba era Albernaz, quien interrogaba era Albernaz, pegaba y daba trompadas. Comenzaba a interrogar y si no le gustaba la respuesta, golpeaba trompadas en la cara”, dijo Rousseff, quien perdió un diente en esa sesión de torturas.
El torturador dejó tres hijos y varias deudas y acusaciones de estafa una vez abandonada la carrera militar, y fue beneficiado al fin de la dictadura por la Ley de Amnistía de 1979, que impide la apertura de juicios.
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