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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Jefe máximo de las FARC dice que paz tomará tiempo

El máximo jede de las FARC, Timoleón Jiménez, alias Timochenko, aseguró que el plazo de entre seis y ocho meses para concretar una eventual negociación de paz con el Gobierno colombiano es una postura unilateral del presidente Juan Manuel Santos, que no ha sido discutida con el grupo rebelde, según una entrevista divulgada hoy.

El plazo de concretar un proceso de paz en menos de un año es "una expectativa que él (Santos) está generando por su cuenta, en contravía de lo pactado en la letra y el espíritu del encuentro exploratorio" en La Habana, dijo Timochenko en una entrevista con el Semanario Voz, del partido comunista colombiano y divulgada en la jornada en su sitio de internet.

El jefe rebelde, cuyo nombre real es Rodrigo Londoño Echeverry, de 53 años, dijo que en la capital cubana "se concertó no poner fechas fatales, ni siquiera la palabra meses, así que lo expresado por el presidente nos indica lo difícil que va a ser ese camino que emprendemos".

En ese sentido recordó que para llegar al acuerdo de La Habana, con el que se concretó iniciar negociaciones de paz, "duramos dos años, cuando inicialmente se creyó que sería cuestión de semanas".

El Gobierno del presidente Santos anunció el 4 de septiembre que había llevado contactos exploratorios con las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por más de año y medio y que durante los últimos seis meses, en discusiones reservadas en La Habana, se selló en agosto un acuerdo marco para iniciar negociaciones de paz, a partir de octubre, en Oslo, Noruega.

Santos ha reiterado en varias ocasiones que esos diálogos no pueden extenderse años, sino meses, entre seis y ocho, y que si su gobierno no ve avances, simplemente suspenden las discusiones.

El jefe rebelde dijo en la entrevista, cuyo sitio y fecha de realización no fue precisado por el semanario, que pasados procesos de paz con las FARC fracasaron porque se llegó a la mesa de negociación "a exigir rendiciones, sin voluntad real de atender a la solución de las causas que dieron origen y siguen alimentando la confrontación".

Los diálogos en Oslo, y que según las partes se trasladarán después de algunas semanas a Cuba, son el cuarto intento de distintos gobiernos por sellar la paz con ese guerrilla.

La última negociación, que se extendió de 1999 al 2002 en territorio colombiano, fracasó en medio de acusaciones del entonces presidente Andrés Pastrana (1998-2002) de que las FARC habían utilizado una zona desmilitarizada, donde se escenificaban las conversaciones, para mantener a secuestrados y fortalecer su aparato armado.

Timochenko, sin embargo, se mostró optimista sobre el nuevo intento de negociación.

"Nosotros partimos de la idea de que este proceso será exitoso, en la medida en que esas grandes mayorías que se inclinan por la solución política tengan oportunidad de hablar, de movilizarse, de influir, de decidir al respecto. Y las estamos invitando a hacerlo".

Aunque Jiménez dijo que Santos es el heredero de la llamada "seguridad democrática" del ex presidente Alvaro Uribe (2002-2010), o la guerra contra los grupos al margen de la ley, el actual jefe de Estado "decidió asumir los riesgos de dialogar y dio pasos positivos en ese sentido.

Cualquier colombiano diría que el verdadero riesgo es la guerra y no el diálogo, por eso no vacilamos en aceptar las conversaciones para buscar la paz".

Indicó que "la perduración del conflicto implicará mayor muerte y destrucción, más luto y lágrimas, más pobreza y miseria para unos y mayor riqueza para los otros".

Para evitar más muertes, dijo, "buscamos los diálogos, la solución incruenta, el entendimiento por vías políticas. Con ese propósito vamos a La Habana. Confiamos en que el gobierno nacional también entiende la necesidad de poner fin a tan larga violencia practicada contra el pueblo colombiano".

En las últimas dos semanas tanto el gobierno como las FARC nombraron a sus negociadores. Del lado oficial el equipo lo encabeza el exvicepresidente Humberto De la Calle y del de los rebeldes Luciano Marín Arango, alias "Iván Márquez", uno de los seis integrantes del "secretariado" o máxima jefatura del grupo alzado en armas.

El papa Benedicto XVI, el Gobierno de Estados Unidos, las Naciones Unidas, Gran Bretaña y en general los gobiernos de toda la región en América Latina han apoyado los acercamientos entre el gobierno y las FARC.

Las FARC, nacidas en 1964 como una guerrilla campesina, cuentan en sus filas con unos 9 mil integrantes, según cifras del gobierno.

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