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jueves, 5 de mayo de 2011

Crecen campos de trabajo en Norcorea y la gente come ratas

Los campos de trabajo en Corea del Norte aumentaron tanto en número como en tamaño, en los últimos 10 años, y ya encierran a unas 200 mil personas en condiciones “atroces”, afirmó ayer Amnistía Internacional (AI).

Los reclusos asisten a ejecuciones de sus compañeros de infortunio y comen ratas para sobrevivir, indica un informe de la organización de defensa de los derechos humanos, que se basa en imágenes de satélite y testimonios de ex detenidos que huyeron de Corea del Norte.

Dichos ex presos contaron que “los reclusos tienen que trabajar en condiciones cercanas a la esclavitud y son sometidos a frecuentes torturas y tratamientos crueles, inhumanos y degradantes”, según el informe.

Testigos de la muerte

Todos los ex detenidos del campo de trabajo de Yodok, provincia de Hamkyong del Sur (centro-este) han presenciado ejecuciones públicas.

Comparaciones de imágenes recientes de satélites con otras de 2001 muestran un aumento significativo de la talla y número de los campos, según el informe. “Corea del Norte parece prepararse para la llegada de un nuevo dirigente, Kim Jong-Un, y para un periodo de inestabilidad. La gran inquietud es que los campos de prisioneros parecen extenderse aun más”, declaró en una entrevista el director de Asia-Pacífico, para Ammnistía Internacional, Sam Zarifi.

Kim Jong-Un, quien tiene menos de 30 años, está considerado el presunto sucesor de su padre, Kim Jong-Il, de salud precaria.

En el campo de Kwanliso 15, miles de personas están retenidas como “culpables de asociación” o porque tienen algún familiar encarcelado. Muchos ignoran la razón de su privación de libertad, sin embargo ocupan celdas comunes donde el hacinamiento y las enfermedades acaban poco a poco con su voluntad de seguir viviendo.

Campos de muerte
Testimonio Jeong Kyoungil, ex recluso, cuenta que la jornada de trabajo empieza a las cuatro de la mañana y termina a las ocho de la noche y se completaba con dos horas de reeducación ideológica.


Castigo “Si no memorizábamos los diez principios éticos, no estábamos autorizados a dormir”, dice Jeong.


Alimentación Sólo los que habían concluido sus labores tenían derecho a un tazón de 200 gramos de maíz.


Muertos 40% de los presos murieron de hambre.

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