El destructor "HMS Dauntless", uno de los buques de guerra más modernos de Reino Unido, zarpó ayer del puerto inglés de Portmouth rumbo al Atlántico Sur, en medio de la tensión con Argentina por la soberanía de las islas Malvinas.
El barco, cuyo despliegue fue anunciado por el Gobierno el pasado enero, zarpó dos días después de que se cumpliese el 30 aniversario del comienzo de la guerra que libraron el Reino Unido y Argentina por las Malvinas, en la que casi 900 personas murieron, en su mayoría argentinos.
Numerosas personas, algunas con banderas británicas, se dieron cita en el puerto de Portmouth para decir adiós a la tripulación del "HMS Dauntless", uno de los seis nuevos destructores Tipo 45 de la Marina británica que está equipado con un avanzado sistema de navegación que hace difícil que pueda ser detectado por radar.
El anuncio del despliegue de este buque causó el malestar del Gobierno argentino, que dijo que el Reino Unido iba a militarizar el Atlántico Sur y ayer volvió a acusar a Londres de "colonialismo".
El "HMS Dauntless", que sustituirá al barco británico "HMS Montrose" y tardará aproximadamente un mes en llegar al Atlántico Sur, tiene previsto hacer escala en algunos países del oeste y sur de África antes de llegar a aguas cercanas a las Malvinas, donde permanecerá seis meses, según ha informado el Ministerio de Defensa.
El Reino Unido ha insistido en que el envío del destructor no supone una militarización del Atlántico Sur, sino que es una operación de "rutina" que forma parte de la continua presencia británica en la zona.
Repudio
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, repudió ayer los "actos vandálicos" protagonizados el lunes por grupos radicales contra la Embajada británica en Buenos Aires, coincidiendo con el 30 aniversario del inicio de la guerra por las Malvinas, y pidió a los jueces que "juzguen" a los responsables.
"Quiero repudiar los actos vandálicos cometidos contra la Embajada del Reino Unido y contra cualquier embajada", sostuvo Fernández.
La guerra por la soberanía de Malvinas, que inició el 2 de abril de 1982 y concluyó con la rendición argentina el 14 de junio del mismo año, dejó cerca de 900 muertos, en su mayoría argentinos.
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