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martes, 19 de junio de 2012

Mubarak está clínicamente muerto

El ex presidente egipcio Hosni Mubarak se encuenta clínicamente muerto, según informó la agencia ofical egipcia Mena. Mubarak, de 84 años, estaba detenido en un ala medicalizada de la prisión de Tora, en el sur de El Cairo, desde su condena a cadena perpetua el 2 de junio, fecha en la que su salud habría comenzado a declinar.

El ex presidente había sido ingresado de urgencia en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de la Fuerzas Armadas de Maadi, en un barrio residencial en el sureste de la capital, después de que los médicos de la cárcel de Tora trataran durante dos horas de eliminar un coágulo cerebral, sin conseguirlo, según la citada agencia egipcia.

La prensa oficial había anunciado poco antes que Mubarak fue víctima de un ataque cerebral tras una rápida degradación de su estado de salud. Por su parte, la televisión pública dio cuenta de una "degradación del estado de salud de Mubarak , víctima de un ataque cerebral". Poco antes, la agencia Mena había indicado ya que Mubarak necesitó someterse a una desfibrilación cardíaca.

Fuentes médicas dijeron a la agencia que Mubarak sufrió ayer "una trombosis cerebral" y fue atendido de urgencia en la penitenciaría por dos médicos que intentaron, sin éxito eliminar el coágulo durante dos horas», por lo que fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos del citado Hospital de la Fuerzas Armadas de Maadi, en el sureste de la capital.

Un responsable del ministerio de Interior confirmó que el estado de salud de Mubarak se degradó "las últimas dos horas".

Su familia pidió que fuera trasladado a un hospital para que quede detenido allí, como fue el caso antes de su condena, pero las autoridades informaron que aún no habían tomado una decisión y que Mubarak sería "tratado como cualquier otro prisionero".

Sus hijos Alaa y Gamal, encarcelados a la espera de un jucio por corrupción bursátil que comienza el 9 de julio, fueron transferidos a la misma prisión que su padre para estar cerca de él.

Guerra de cifras electorales
Entre tanto, y con los resultados electorales como fondo, Ahmed Shafiq no se da por vencido. O al menos su campaña, porque el ex primer ministro no se ha mostrado en público desde que fue a depositar su papeleta el pasado sábado. Sus colaboradores aseguraron ayer que el antiguo general es el ganador de las elecciones presidenciales egipcias, con un 51,5% de los votos. Los Hermanos Musulmanes, que volvieron a exhibir músculo en la plaza Tahrir, reiteraban por la mañana la victoria de su candidato, Mohamed Mursi. Muchos intuyen un nuevo drama político cuando mañana se anuncien los resultados oficiales.

Shafiq no se rinde, pero los Hermanos Musulmanes tampoco dan por perdida la batalla y ayer sacaron de nuevo a miles de sus fieles a Tahrir como advertencia a la junta militar de lo que puede avecinarse si continúan cambiando las reglas del juego. La presión de la calle llega una semana después de que una sentencia del Supremo obligara a disolver la Cámara de Representantes, y tras la aprobación de las enmiendas constitucionales que merman los poderes de la presidencia y blindan a los militares de la supervisión de un gobierno civil.

Estos poderes desmedidos "ponen a Egipto en la senda de nuevas violaciones de los derechos humanos", denunció ayer Amnistía Internacional, que ha documentado en los 16 meses de transición egipcia graves violaciones por parte de los militares, como torturas o arrestos arbitrarios de civiles. Washington también mostró su preocupación e insinuó que podría revisar sus lazos con la junta militar si los generales no se apresuran a traspasar el poder a un gobierno civil.

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