El Gobierno francés decidió ayer aumentar la presión fiscal sobre los grandes salarios de ese país con la creación de un nuevo impuesto del 3 por ciento sobre aquellos que perciban más de 500.000 euros anuales.
Se trata de una imposición excepcional cuya duración fijamos hasta que se alcance el objetivo del 3 por ciento de déficit (2013).
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