De los controles en los aeropuertos a la mayor coordinación de los servicios de espionaje, las medidas adoptadas tras el 11-S han reducido el riesgo de atentados terroristas en Estados Unidos. De hecho, la noticia de este aniversario es que en 10 años no ha vuelto a haber otro atentado semejante.
Quien lo hubiese predicho en septiembre del 2001 probablemente habría sido tomado por iluso.
Las probabilidades de otro atentado son menores, según Lee Hamilton, vicepresidente de la comisión del 11-S, que en 2004 presentó una serie de recomendaciones para proteger mejor el país. "Está claro que Estados Unidos ahora es más seguro que antes del 11-S. Hemos avanzado. Mucha gente ha trabajado por ello. Hemos gastado enormes sumas de dinero", dice. "Estamos más seguros, pero no lo suficiente". En tiempos de austeridad, el gasto federal en seguridad interna ha aumentado en 360.000 millones de dólares desde aquel fatídico día de la tragedia.
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