Después de meses de especulación -y de evadir el tema- el gobernador de Texas, Rick Perry, anunció formalmente su intención de buscar la candidatura presidencial por el Partido Republicano en Estados Unidos y se une a la larga lista de aspirantes que, este sábado, se someten a un sondeo informal de preferencia en el estado de Iowa.
Con un estilo agresivo y un férreo mensaje conservador, Perry intenta replicar la popularidad en su estado en el ámbito nacional, y aprovechar la corriente derechista que actualmente baña al país. Pero el gobernador republicano tiene un pasado demócrata que podría generar dudas entre los más fundamentalistas de la derecha, algunos de sus proyectos han sido desastrosos y no es muy amigo de los debates ni de las entrevistas.
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