Los viajes oficiales de Muamar Gadafi solían ofrecer una escena exótica: una treintena de mujeres uniformadas de azul, con los labios pintados y cargadas de joyas. Algunas llevaban tacones e, imitando a su líder, gafas de sol de último modelo. Eran las féminas de la guardia personal de Gadafi, apodadas las “amazonas”, que permanecían día y noche junto a él.
Este último detalle tiene mucho significado a la luz de la nueva información: cinco “amazonas” denunciaron, tras ser capturadas por los rebeldes en Trípoli, que Gadafi solía violarlas y luego “cederlas” a sus altos oficiales.
Algo que contradice uno de los requisitos que el coronel decía imponerles: permanecer vírgenes mientras trabajasen para él. Seham Sergewa, una psicóloga de Bengasi, está recopilando las denuncias para presentarlas ante la Corte Penal Internacional. Nisrine Gheriyanih, una “amazona” de 19 años, mostró al diario “The Guardian” el lugar en el que fue violada: “Vinieron, nos cogieron de la mano, y nos bajaron a una prisión. Sabíamos lo que iba a pasar”.
Gadafi inauguró en 1979 la Academia Militar para Mujeres en Trípoli, como símbolo de la emancipación femenina. “Le prometí a mi madre mejorar la situación de las mujeres en Libia”, declaró entonces el coronel. Jane Kokan, periodista canadiense, visitó la academia en 1995 para un reportaje sobre las “amazonas”.
“Reciben un entrenamiento de tres años que incluye el manejo de artillería pesada y lanzacohetes, combate cuerpo a cuerpo y comunicaciones”, contó la reportera. Las alumnas —alrededor de un centenar— vivían en la academia, un complejo de bloques de cemento. Se levantaban cada mañana a las cuatro y media para correr durante una hora y media antes de comenzar las clases. Las “mejores” eran seleccionadas personalmente por Gadafi —“tenías que ser alta, guapa y tener el pelo largo para ser elegida”, dijo a “The Guardian” otra ex “amazona”—. Al líder le gustaba llamarlas “las monjas de la revolución”. Se reservaba a las más exuberantes para lucirlas en sus visitas al extranjero.
Ahora que los rebeldes han derrocado a su maestro, las denuncias de violaciones pueden ser sinceras o un intento de atraer la piedad del nuevo “establishment” libio. El núcleo duro de las “amazonas” sigue junto a Gadafi, según sus antiguas compañeras.
Y algunas de ellas, incluso capturadas por los rebeldes, aún defienden al coronel: “Era un hombre noble y bueno, estoy orgullosa de haberle servido. Lo amaba”, declaró Jamila al-Arun, ex “amazona” de 52 años, a “The Guardian”.
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