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viernes, 7 de septiembre de 2012

Barack Obama tiene el reto de ilusionar de nuevo a EEUU

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tiene ante sí el reto de ilusionar de nuevo tras cuatro años en la Casa Blanca marcados por logros sociales y de seguridad, pero con asignaturas pendientes como la cárcel de Guantánamo, la reforma migratoria y encarrilar una economía que no termina de despegar.

Acaba de cumplir 51 años, su cabello se ha llenado de canas y su hija mayor, Malia, ha comenzado el instituto, pero sigue siendo el mismo hombre del que Michelle Obama se enamoró cuando se conocieron en Chicago, como dijo en la Convención Demócrata. Barack Obama, el primer presidente negro de la historia de EEUU, “conoce el sueño americano porque lo ha vivido”, en palabras de Michelle.

“Obama es reflexivo y mira hacia adelante”, señala Erwin Hargrove, profesor emérito de la Universidad de Vanderbilt, Tennessee, al galardonado con el Nobel de la Paz en 2009 por sus “esfuerzos extraordinarios por reforzar la diplomacia internacional”. No es extraño que sus convicciones estén intactas tras cuatro años en la Casa Blanca y en sus promesas se puede confiar, según su esposa, pero lo cierto es que él mismo comentó recientemente en una entrevista que uno de los mayores errores de su mandato fue no saber “conectar” mejor con los ciudadanos. “Obama perdió la magia de 2008 después de convertirse en Presidente”, indica Allan Lichtman, profesor de Historia en la American University.

A su favor para intentar recuperar de nuevo el entusiasmo de los votantes, tiene de su lado que fue el Presidente que puso fin a la guerra de Irak y, sobre todo, que fue quien autorizó la operación militar que acabó con la vida de Osama bin Laden en su refugio de Pakistán el 1 de mayo de 2011.

También aprobó en 2010 una histórica reforma que establece el seguro médico obligatorio, un logro sobre el que la sociedad estadounidense está muy dividida. La debilidad de la economía estadounidense, acentuada por un alto desempleo y la crisis en Europa, es hoy el principal enemigo de sus aspiraciones de ser reelegido y permanece como la mayor preocupación entre los votantes norteamericanos.

La polarización en el Congreso entre demócratas y republicanos se acentuó durante su mandato y eso bloqueó iniciativas de ambas partes para encaminar la economía estadounidense.

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